Medidas educativas en Castilla y León




  Entre los factores que permiten valorar el rumbo que los diferentes países van tomando, la inversión en educación es, sin duda, uno de los más significativos. En lo que respecta a España, en el informe Pisa los datos recogidos con respecto a los buenos resultados académicos, son similares a los de Finlandia. Esto se incluye en la lista de aspectos positivos de nuestro sistema educativo pero, veamos cuáles son las medidas que influyen en él y cuáles podrían mejorarse, en concreto en el caso de Castilla y León:


   1. Mejorar la motivación

  Esta me parece una de las medidas en las que más hay que hacer hincapié por el gran impacto que podría llegar a tener. Conseguir que los alumnos acudan a su centro formativo correspondiente con una actitud abierta, y que lo asocien con un entorno gratificante en el que aprenden y crecen como personas, ayudaría a cambiar radicalmente la visión de la educación. Entiendo que una buena medida para ello sería intentar explicar la solidez de los conocimientos desde la ligereza del juego. O, dicho de otro modo, fomentando un tipo de enseñanza menos rígida y apoyada en el sistema de premios y castigos, y algo más en provocar la curiosidad del alumnado.


 2. Familias más presentes en la escuela


  Entre el entorno familiar y el académico, a pesar de ser ámbitos complementarios que se tocan muy de cerca, me parece necesaria una frontera. En ambos contextos, se aprenden una serie de conductas y valores que influyen en el comportamiento y en nuestra configuración como individuos, pero en cada uno hay una adquisición de conocimientos diferente. La mayor implicación por parte de las familias en la escuela no debe ser algo necesario, sino voluntario.


 3. Mayor inversión en educación


  Esta medida expresa la valoración social y su consecuente expresión política que la educación tiene. Y es que, como desarrollaré en el apartado de la última medida, la inversión en educación debería ser un elemento estable que no dependiese del resultado de las últimas elecciones. Debería ser valorada como lo que es: la posibilidad de crear un futuro mejor. Y en este sentido cabe señalar también la importancia de ayudar a las familias con menos recursos para que todo el mundo pueda disfrutar de este derecho fundamental.


   4. Mejorar la formación y la valoración social del profesorado

 
  Entiendo que esta medida está muy ligada a la anterior, al relacionarse nuevamente con la opinión que la sociedad tiene de la educación. Si bien creo que la formación continuada de los docentes ha de ser una motivación personal, también es interesante plantear si, como en el caso de Singapur, el fomento de medidas para actualizar sus conocimientos y, al igual que los alumnos, estar una continua evolución puede ayudar a mejorar la valoración social del profesorado.


  5. Recuperar el valor de la cultura del esfuerzo


  Quizá cambiaría la palabra esfuerzo por superación personal. Considero que el esfuerzo es algo que nace de la motivación y que intentar imponer ese valor puede ser bastante contraproducente. Por ello entiendo que esta medida está muy relacionada con la primera.


  6. Orientar mejor hacia el empleo optimizando el vínculo entre educación y sociedad

  Si bien la educación y la familia me parecen ámbitos que deben estar separados, en el caso de la educación y la sociedad, la unión es ineludible. Sin embargo, cuando eres estudiante no eres muy consciente de lo que hay fuera. Y en ese sentido, conectar esas ideas y conocimientos con su aplicación real me parece muy fructífero, tanto para la asimilación de dichos contenidos, como para la toma de conciencia de la necesidad de la educación. Y en esa aplicación de conocimientos, cabría incluir también el caso de los idiomas y la importancia de las salidas e intercambios culturales para dominarlos realmente.

 7. Conseguir un gran pacto educativo


  En esta búsqueda de un sistema educativo justo y equitativo, la separación de los intereses políticos de la formación cultural de los estudiantes es estrictamente necesaria. El derecho a que los ciudadanos sepan lo que hacen y por qué lo hacen, a quien votan, que tengan una opinión formada, es posible gracias a la educación, además, por supuesto, de la familia, desde otra perspectiva.
Si la política nace del interés por el bien común y no por el beneficio de unos pocos, este debe ser uno de los principales objetivos por los que luchar.



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