Libro Blanco de la Profesión Docente y su Entorno Escolar


  En el libro blanco de la profesión del docente se proponen una serie de medidas para ayudar a mejorar el sistema educativo. O, al menos, promover el debate sobre quiénes deberían tener protagonismo a la hora tomar decisiones a este respecto, dejando constancia de que es un tema que nos incumbe a todos. De ahí quizá su título: el libro está aún por escribir y todos tenemos un bolígrafo. 

   José Antonio Marina nos ofrece un buen punto de partida para empezar esa labor de llevar a cabo una reforma en el proceso educativo que pase por un gran pacto en el cual el proceso de aprendizaje pase a valorarse de forma independiente a los intereses políticos. 

  En la obra se destacan los aspectos del sistema educativo a los que el autor considera que hay que atender especialmente, como la importancia de que los docentes estén actualizados y no dejen de formarse, sobre lo que implica dedicarse a esta profesión y la valoración que tiene desde la sociedad, además de las medidas necesarias para la transformación de todo lo que engloba al proceso de educación. 

  Sin duda, todos los temas que se tratan son muy interesantes. Hay en muchos en los que coincido: como la necesidad de que los docentes estén comprometidos con su alumnado y se tomen en serio la profesión, la falta de reconocimiento social que esta tiene, la importancia de que emerjan nuevos perfiles docentes y se fomente la investigación a partir de la experiencia en las aulas, también gracias a la incorporación de profesionales de otros campos de conocimiento en el centro, como educadores sociales, para hacer más completo este fin de transformar el sistema educativo. 

  Sin embargo, si tuviese que resaltar algo con lo que no estaría de acuerdo es en la defensa del consejo pedagógico dependiente del Estado. Considero que este proceso de enseñanza-aprendizaje ya está bastante expuesto a fines políticos, de modo que si se quiere proponer un nuevo modelo educativo que haga partícipes a todos, las decisiones que se tomen con respecto a los centros educativos deberían tomarse en consenso, desde ese interés en que el proceso enseñanza-aprendizaje sea realmente efectivo. Entiendo, por tanto, que todos los ciudadanos tenemos algo que decir al respecto, y no tanto instituciones dependientes del Estado, sujetas a fines políticos. Si bien es necesaria esa organización y legislación externa, creo necesaria una distancia para esa transformación de la educación.





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